De gorilas y otros simios
Después de ver durante tres días en los telediarios de todas las cadenas la ligera paliza que le propinaron los 4 machacas valientes de turno a un chaval de 18 años recién cumplidos, según ellos por increparles en la puerta y molestar a una chica dentro de la sala, según sus colegas por tropezarse justamente con la novia de uno de los matones, y nunca mejor dicho, voy a salir en defensa de ésta, tan vocacional profesión conocida en términos laborales como “seguridad de discotecas y bares”.
En cuanto a lo que la primera palabra afirma “seguridad” me deja muchas dudas al respecto. Yo no sé si después de lo visto, los jóvenes estamos tan seguros como se piensa, cuando por lo que parece salir de copas en un garito es jugar un poco con el azar y la torpeza de los que tienes alrededor.- Ten cuidado hijo mío, no te vayas a tropezar con el hermano del portero en la pista de baile! Éste tipo de frases van a empezar a oírse en las casas españolas cuando alguien salga de marcha con sus amigos en cualquier ciudad de nuestro país.
Y es que ahora por lo visto en las discotecas de moda, lo que se lleva es el gorila de raza extranjera en su mayoría, con un brillante Currículo en artes marciales, un amplio números de cicatrices visibles por la cara, brazos y cuello, una pierna rota o de palo en su defecto por altercados, gran experiencia en peleas multitudinarias, pocos escrúpulos y al ser posible antecedentes penales, con eso ya pasas el proceso de selección segurísimo.
Pero lo más curioso esque por muy inútil que parezca éste comentario, no me extraña en absoluto. La sociedad funciona del mismo modo que el mercado. La curva de oferta y demanda tiene la misma representación ya sea en cuanto a bienes se refiere o en cuanto a personal cualificado, por llamarlo de algún modo.
El Sábado pasado andaba con mis amigos celebrando un cumpleaños a eso de las 3:00 de la madrugada, tampoco es que fueran altas horas de la mañana pero curiosamente nos cruzamos con un señor anciano, caminando sólo, tranquilo, a su paso, sin molestar a nadie y sin que nadie lo molestara hasta que aparecieron los graciositos de turno. La panda del moco, los machotes de Zaragoza, un grupete de unos 8 borrachos de 24 años que empezaron a taparle el paso diciéndole algo así como Abuelo a casa joder, que las putas han cerrado ya! Y todos a carcajada limpia chocándole la mano al autor del ocurrente comentario.
Desde luego si esto se ve en una calle céntrica a las 3 de la madrugada con un respetable anciano, puedo imaginarme lo que se cuece cuando encierras a 300 de éstos en lugar de a 8 en una discoteca. Creo que ¡anciano vete a tu casa! puede llegar a ser incluso una coña en comparación con la tanda de ostias, empujones, insultos y navajazos en algunos casos. ¿Y quién coño quiere ser gorila de éstos sitios? Pues no vas a meter a los hombres de Paco, sale más barato tener a los de siempre, los que no piensan, los que oyen un grito o ven el dedo de un camarero señalando al camorrero de turno, y acuden rápidamente a enganchar a diestro y siniestro, a repartir gorrazos a todo quisqui, porque para qué van a llamar a la policía si como más de una vez he escuchado… Aquí la policía no viene.
Hago especial alusión a los porteros y camareros de la asquerosa discoteca de “la zona” zaragozana, la que más público tiene. La conocemos todos.
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Fénix -