Películas cómodas
A veces no te apetece poner nada de tu parte. Sólo quieres recibir. Absorver. Ni resolver un complicado enigma, ni descubrir un terrible secreto. Muchas veces sólo quieres ver un poco de la vida ajena, para ver reflejada la tuya, y sentirte en comunión con el mundo. Suele ocurrir los domingos.
Esta necesidad se puede satisfacer fácilmente con algunos títulos. Me refiero a películas tan absolutamente divertidas que no den pie al bostezo. Podría citar, como ejemplo de este tipo de films, REGRESO AL FUTURO (Robert Zemeckis).
Sin embargo, hoy quiero referirme a un tipo de cine distinto, más serio (aunque igualmente sin pretensiones) que se refiere a los problemas comunes de la gente y no a viajes en el tiempo. Películas con una peculiar capacidad para desarrollarse ante ti y que no puedas hacer nada por quitarlas. Películas que poseen una especie de equilibrio y “tono universal” que conecta con casi todos. Películas que se preocupan de problemas sencillos, no por ello menos importantes, y que ocurren en cada esquina en todo momento.
Los dos ejemplos que vienen a mi cabeza serían ALTA FIDELIDAD (Stephen Frears) y BEAUTIFUL GIRLS (Ted Demme).
La primera suele provocar el calificativo de “película para chicos”. Y puede ser verdad. Si hay películas “vaginales” (ya hablaremos algun día de ellas), también puede haberlas... iba a decir “penales”, pero me suena a juicio. La cosa es que ALTA FIDELIDAD nos muestra a un jovenzuelo en edad casadera que hace un repaso a sus grandes desengaños amorosos como si de un Top Five musical se tratara. En todo momento, ronda su mente la que se presenta como su gran historia: Laura.
Esta película, basada en un best seller del británico Nick Hornby (o algo así), es una de las grandes películas cómodas. De ritmo tranquilo, con un protagonista con el que empatizas sin problemas y una banda sonora simplemente exquisita, la historia te toca varios resortes de una forma u otra, siempre con un sentido del humor muy simpático. Es fácil verse reflejado en casi todo lo que vive el protagonista.
Respecto a BEAUTIFUL GIRLS, se trata de un película muy distinta y muy parecida a la anterior. Menos gamberra pero igualmente cómoda, fue la culpable de que toda una generación nos enamorasemos perdidamente de Natalie Portman. Aun hoy lo estamos. Mierda. ¡Era sólo un niña!
La historia atiende a la reunión tras un largo periodo de tiempo, de un grupo de amigos en su ciudad natal. Unos permanecen allí, otros emigraron, unos están casados, otros no. Revivirán los tiempos pasados y se plantearan su futuro cercano. Todo muy simple. Todo muy bien.
Es cierto que ambas películas, especialmente la segunda, tienen un tonillo cursi o blando. Pero igualmente son sólidas en cuanto a que no esconden nada, son historias sin trampa ni cartón. Son capaces de provocar un sonrisa (no son películas de carcajada) con un simple detalle o gesto. Ahora, pensando en ellas, me doy cuenta de que tienen ciertos paralelismos tanto formales como de contenido. Ambas se ocupan de personajes que rondan la treintena, la música es siempre muy importante, el miedo al futuro acecha en todo momento, la nostalgia por el pasado...
Los finales de ambas, suaves y luminosos, sirven de perfecto colchón para devolverte a la realidad. Lo que has visto en la película ya lo sabías, sólo que ahora, después de la palabra FIN, te toca vivir esos problemas a ti...
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