"Cuando eramos reyes": el documental es el futuro
Hola amigos y amigas (¿aquí entran chicas?):
Ayer alquilé dos películas. Una de ellas la alquilé por recomendación de un amigo, al margen de que yo quería verla desde hace tiempo. No sé por qué, me gusta llamar "películas" a los documentales. Por supuesto, lo son en el sentido estricto de la palabra (su soporte físico es la película fotográfica), pero me gusta incluir un matiz connotativo: como dejando claro que "los documentales pueden ser películas". La de ayer, además, era un buena película.
Tengo una especial predilección por el mundo del documental desde hace tres o cuatro años. Supongo que coincidió con el estreno de ciertas películas que calaron hondo en mí, y en extensión, en el público en general. Se dejaron de lado las narraciones en off de los documentales de La2 (fantásticos algunos) y se renovaron los temas y los aspectos formales. Creo que vivimos un "boom" del género documental.
Filmes como BOWLING FOR COLUMBINE (Michael Moore) o CAPTURING THE FRIEDMANS abrieron la brecha hace varios años. Sin embargo, la cosa comenzó desde los mismos orígenes del cine con NANUK, EL ESQUIMAL. También me viene a la cabeza el fantástico, aunque denso, EN CONSTRUCCIÓN (José Luis Guerin) de hace unos cinco años. Especial atención merece la producción documental francesa, apoyada siempre por el célebre canal 'Arte'. Recuerdo documentales geniales como LA BATALLA DE CHILE o SER Y TENER. Por supuesto, la lista es interminable.
Capitulo aparte merece un género ambiguo que me tiene cautivado, aquel que se debate en la delgada línea que separa la realidad de la ficción: el "falso documental". Recomiendo, por ejemplo, 24 HOUR PARTY PEOPLE (Michael Winterbotton) o FORGOTTEN SILVER del ahora famosísimo Peter Jackson. Muy recomendables ambas.
Alfonso (Alfredo), Miguel (Capo) y yo (Manuel), ayer vimos WHEN WE WERE KINGS, el documental que se acerca a la figura de Mohammad Ali y al mastodóntico combate que mantuvo en Zaire, en los setenta, contra el jovencísimo e incipiente Georges Foreman. Jamás en mi vida podía imaginar que Ali fuese tan... tan... tantas cosas. Tan mágnetico, tan fanfarrón, tan guaperas, tan venerado, tan "intenso", tan polémico, tan egocéntrico, tan carismático, tan simpático, y tantas y tantas otras cosas. Cuando se disfruta el documental, se comprende cómo la figura de Ali como icono ha alcanzado cotas tan altas en la memoria colectiva popular.
Como los grandes personajes de las grandes películas, Oskar Schindler (LA LISTA DE SCHINDLER), Charles Foster Kane (CIUDADANO KANE) o Ethan Edwards (CENTAUROS DEL DESIERTO) entre otros, Ali tiene esa doble cara, entre la bondad y el egoísmo, que lo convierte en una figura única y genuina. El personaje de Ali, su presencia el África, el combate con Foreman... la película se articula alrededor del gran evento pero aderezada con música y excelentes entrevistas y declaraciones. Se presenta así, como un documento único. Como una película única.
Les recomiendo que la alquilen, compren o bajen de internet. Disfrutarán con su magnetismo. Les aseguro que "van a bailar".
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