Hay quien no escucha, pero tambien hay quien no sabe lo que es "escuchar"
Bueno ya era hora de que acabara mi primer artículo para darle vida a todo este “tinglado”. Mi idea es abrir con un tema e ir desarrollándolo con varios artículos relacionados y ver si podemos meter un poco de debate y sentirnos identificados con situaciones que se nos dan en el día a día. Ni que decir tiene que se aceptan sugerencias o ideas para tratar temas de cualquier índole, temas que os gusten u os preocupen. Mi primer articulo pues abre con un tema que me parece que no se valora mucho hoy en día y es el arte perdido de escuchar.
Mi amiga Laura ha regresado decepcionada de su veraneo, no tanto de las vacaciones en sí –se ha puesto muy morena sino por los malentendidos con su novio. Todo iba sobre ruedas, hasta que decidieron pasar dos semanas juntos. Me cuenta indignada que él no la escucha. “El otro día le estaba confiando sentimientos muy profundos y yo creía que él me escuchaba con agrado y comprendía lo que le estaba diciendo. Pero de repente, localizó con la vista a un amigo suyo y salió veloz a su encuentro, dejándome a mí con la palabra en la boca. Yo pensaba que me prestaba atención y resulta que no, que tan sólo fingía escucharme. Lo cierto es que me he sentido fatal, y me parece que no le interesa mucho lo que pienso y lo que siento. Me he llevado un buen chasco”.
María José, otra amiga mía, confiesa estar harta. Me dice que cada vez aguanta menos a su cuñado. “Casi nunca puedes contar algo hasta el final –se lamenta–. Cuentes lo que cuentes, da la casualidad de que a él le ha pasado lo mismo pero multiplicado por diez ‘Buáh -te interrumpe- eso no es nada comparado con lo que me ha pasado a mí...’, y de esa forma te arrebata la palabra. Su comportamiento me saca de quicio”.
Mi colega Eduardo también se queja de la mala calidad de algunos oídos. “A mí, por ejemplo, lo que más me saca de quicio es cuando empiezo a contar algo y me cortan con la frase ¡...pues como a todo el mundo! ¿Cómo saben lo que a mí me pasa si no me han dejado acabar? ¿Y cómo saben lo que le pasa a todo el mundo si cada individuo es diferente? Según veo las cosas cada persona es un mundo.
Como señala Eduardo, cada persona es un mundo, y precisamente por eso necesitamos visitar otros mundos para aprender de las vivencias ajenas y enriquecernos con ellas. “La razón por la que ser escuchados nos resulta tan importante es porque nunca llegamos a superar nuestra necesidad de comunicar lo que se siente en nuestros mundos, en nuestras aisladas y particulares experiencias. Quizá por eso escuchar es un bien que escasea. No es una necesidad que tenemos, es un regalo que ofrecemos”.
10 comentarios
Raymon Mur -
carlos ara -
javispace -
Haces bien de darle la razón a Carlos, entrar en polémicas con el es buscarte problemas :P
Rubo vas a conseguir que nos escuchemos todos, que maravilla.
Más anónimos -
Es difícil escuchar, es difícil estar centrado al 100% en lo que la otra persona te está diciendo, tenemos la capacidad innata de irnos aunque sea a ratos y si bien seguimos oyendo cuando nos damos cuenta ya hemos perdido el hilo de la historia.
Podemos hablar también de meditación, como dice Carlos, ¿escuchar es meditar? yo creo que si, siempre partiendo de la base que para mi la meditación es estar en el aquí y en el ahora, y también estoy de acuerdo con Carlos (no te acostumbres) en que si yo no me se escuchar, ¿cómo voy a ser capaz de escuchar a otra persona?. Si me escucho es porque me importo, si te escucho es porque me importa lo que tienes que decir.
Rubén ¿escucharte es un regalo que te hago? yo creo que no, yo creo que escucharte es aceptar el regalo que me estás ofreciendo al compartir conmigo tu mundo.
Para mi, escuchar es una manera de decirle a la persona que te está hablando que en ese momento ella lo más importante.
Saludos.
Anónimo -
Carlos -
Saludos a todos.
javispace -
Saber entender que a todo el mundo no le producen las mismas consecuencias unos mismos hechos nos obliga a escuchar las experiencias ajenas y ponernos en su lugar. Siempre que queramos ser ricos de corazón y mente claro. Los que no quieran, que sigan taladrando y taladrando al personal... Aún asi, quien no haya sido taladro alguna vez, que tire la primera piedra.
Menos tirar piedras y más sensibilidad con los demás, que son tan personas o más como nosotros. Tambien rien, lloran, se aburren, se acojonan... Sintamos a los demas como parte de nosotros. Voy a intentar ser así Ruben, no quiero llegar a ser un Lemming. Gracias por tu artículo.
rubo -
Roque Adrada -
A veces nos olvidamos de escuchar incluso en los momentos mas importantes como en este caso.
Fenix -